Muchas veces son las crisis las que te despiertan. Porque cuando no tienes más opción, la única salida es cambiar. En la miniLección pasada presenté la primera parte sobre las prácticas de autocuidado relacionadas con mi cuerpo, que me he visto forzada a aplicar.
Forzada, sí… Porque aquello del “estilo de vida saludable”, “alimentación saludable”, ejercicio y 8 horas de sueño siempre han sido como una lejana utopía para mí.
No porque piense que no son aspiraciones útiles, no porque ponga en duda lo de “saludable”, sino porque simplemente pensé que era invencible, que eso no me aplicaba a mí.
Claro, eso es hasta que el cuerpo colapsa y se niega a seguir funcionando bajo los parámetros actuales.
Y al momento de escribir esto tuve una cita médica ayer, en la que me ordenaron aún más rituales diarios que debo llevar a cabo si aspiro a volver a una calidad de vida y de salud óptimas.
El impacto en el manejo del tiempo
Sí, no te voy a negar que cuidar de uno mismo toma tiempo. No te puedo decir que sucede por sí solo y que no requiere esfuerzo. No.
Pero sí te voy a decir que no ponerte a ti como prioridad, no darle el lugar que tu bienestar merece en tu vida, viene con consecuencias que en algunos casos, pueden llegar a ser devastadoras.
Si tú no estás bien primero, no puedes dar lo mejor de ti en tu trabajo y no puedes dar lo mejor de ti en tu vida personal. No puedes estar realmente presente para nadie ni para nada.
Y el primer obstáculo con el que te vas a encontrar es con tu propia mente que te dice que no hay tiempo para cuidarte, con qué tiempo vas a hacer ejercicio o meditar, cuando tienes todo encima.
Yo sé.. a mi me pasa a diario.
En la miniLección pasada hablé sobre el cuerpo, básicamente tu salud en lo relacionado con el sueño, la alimentación y la actividad física.
Y claramente en esta área la negligencia es palpable, porque tarde o temprano las enfermedades comenzarán a manifestarse, producto de años de malos hábitos, “falta de tiempo” y otras excusas.
Pero hoy quiero tratar las otras dos áreas de las prácticas de autocuidado que quiero que consideres, si quieres asegurarte una vida más feliz y plena: mente y espíritu.
Las prácticas de autocuidado son generosas
Hay personas que me han dicho: “Carolina, yo no tengo tiempo para hacer ejercicio/leer un libro/meditar, porque tengo que ocuparme de mis hijos, ellos están primero; no puedo ser tan egoísta”.
Y mi respuesta es que lo más generoso que puedes hacer por otras personas es cuidar de ti mismo, porque tú no puedes dar lo que no tienes Y tienes que hacerle mantenimiento preventivo a la máquina si quieres que funcione por muchos años.
La forma de dar lo mejor de ti, es primero cuidar de ti.
Entonces, ve a la Parte 1 para leer sobre las prácticas de autocuidado relacionadas con el cuerpo.
Y entremos en materia con los otros dos aspectos:
Prácticas de autocuidado
Antes de empezar, separemos los dos conceptos. ¿Cuál es la diferencia entre la mente y el espíritu?
Ok, sin ponernos demasiado filosóficos, te voy a contar como yo lo veo.
La mente es la herramienta computacional contenida en tu cerebro que te permite procesar información, entender el mundo, usar el lenguaje y tener emociones.
Aunque todo el tiempo la usas y la sientes como propia, no es más que un instrumento.
Cuando hablo del espíritu, hablo de la conexión con aquello que es más grande que yo, esa fuerza o energía que sé que está ahí, pero que no puedo ver, y que anima a todos los seres y las cosas.
Llámalo como tú quieras según tu fe, Dios, Jesús, Jehová, Yemayá, Universo, Consciencia Unificada, Sandra Patricia, Vida, Krishna… lo que se te antoje.
Pero creo que para la mayoría de nosotros es algo que está ahí y que no necesariamente podemos explicar, pero que cuando perdemos la conexión, sentimos ese vacío… eso como que algo le falta a uno.
Y es esa “conexión” la que tu esencia busca constantemente.
La mente y el espíritu no son lo mismo, desde mi punto de vista, aunque a veces van de la mano. Y ambas necesitan ser alimentadas para acercarnos a esa sensación de balance que es tan esquiva.
No he incluido aquí actividades con tu pareja o hijos, porque aunque pueden ser revitalizantes y ciertamente fundamentales, aquí se trata de ponerte a ti mismo primero.
Tu mente
En cuanto a la mente hay dos clases de prácticas de autocuidado que podemos implementar:
Estimulación intelectual
¿Qué tan ñoño eres? ¿Yo? Yo soy MUY ñoña. Y quisiera ser más.
Mis intereses son muchos y variados. Por el lado de lo intelectual me encanta la historia y la ciencia. Específicamente campos como la antropología, arqueología, paleontología y biología.
Encuentro las antiguas civilizaciones fascinantes, las excavaciones, los artefactos y los objetos que me hablan de vidas pasadas y me transportan a otros mundos.
Por eso para mí visitar museos, ir a exposiciones y ver horas y horas de documentales es fundamental para alimentar mi mente.
La ciencia ficción me encanta. Tanto leerla como verla en cine. La astronomía, aprender sobre el universo, sobre los cuerpos celestes, lo que pasa con esta galaxia y la de al lado…
¿Y qué tal la literatura? He sido una ávida lectora desde los tres años y todos los días sigo leyendo historias, biografías y libros que no son de ficción.
En resumen, a mí me gusta aprender. Quisiera saberlo todo. ¡Jaja!
Pero la pregunta es: ¿Qué actividades estimulan tu intelecto? ¿Qué cosas te parecen fascinantes? ¿De qué temas quieres aprender más? ¿Qué temas te ponen a reflexionar?
¿Cómo puedes incorporar actividades de estimulación intelectual en tu semana? Y ¿con qué frecuencia?
Estimulación emocional
La mente también maneja las emociones. Y entonces ¿qué cosas estimulan tus emociones?
En mi caso, por un lado, me gustan los parques de diversiones porque puedo experimentar con altas dosis de adrenalina en un ambiente controlado y seguro.
Las montañas rusas en particular, me enloquecen.
Pero por otro lado también me encanta el arte: la pintura, escultura, el cine, la música.
Nada como ir al concierto de tu banda favorita (Pearl Jam el año pasado y Depeche Mode más atrás fueron experiencias inolvidables) y gozártelo como si no hubiera mañana.
O ir a una increíble ópera en vivo o ¿qué tal una comedia o un drama en teatro? Aquí en Bogotá se puede ir a teatro a precios muy accesibles, e incluso gratis. ¡El todo es querer!
Los museos y las exposiciones de arte son una pieza clave de mis prácticas de autocuidado.
Y en mi hora favorita del día, el atardecer… soy feliz contemplando el atardecer por unos minutos casi todos los días.
Incluso, mezclando lo intelectual y las emociones, visitar un acuario es una experiencia hermosa en la que la contemplación de la vida marina crea un ambiente diferente al de todos los días. ¿Qué tal una lectura de poesía?
En lo que respecta a la conexión con otros ¿qué personas son importantes en tu vida? ¿Es posible crear una cita con la amiga a la que no ves hace tiempo para tomarse un café? ¿Qué tal un paseo de amigas?
¿O tarde de bolos con tus compañeros de colegio? ¿En quién piensas cuando quieres tener una conversación estimulante y enriquecedora?
¿Qué actividades estimulan tus emociones? ¿Qué te pone los pelos de punta y qué te calma? ¿Qué disfrutas como si tuvieras cinco años? ¿Cómo puedes incluir algunas de estas actividades en tu semana o por lo menos en tu mes?
Tu espíritu
Como lo dije antes, cuando se trata del espíritu consideramos actividades que refuercen tu conexión con tu esencia, tu centro y con tu Ser Superior, como sea que tú lo entiendes.
Aquí van algunas ideas:
Práctica espiritual formal: ¿Tienes o quieres implementar alguna práctica específica inherente a tu fe o religión? ¿Tu congregación ofrece reuniones periódicas a las que quieres asistir? ¿Quieres mejorar tu práctica diaria de oración?
¿Existen obras de caridad o voluntariado a las que quieras unirte?
Probablemente tengas un diario en el que documentas tus sentimientos y exploraciones espirituales regularmente.
O tal vez sigues a algún maestro espiritual y haces sus cursos o actividades. O quizás quieres aprender más sobre ciertas corrientes o prácticas, como por ejemplo el uso de cristales o cómo crear un altar en tu casa.
Meditar también es una excelente manera de reforzar tu conexión espiritual y lograr mayores niveles de relajación.
Una buena recomendación es la página de Mujer Holística que es una comunidad de habla hispana de bienestar y espiritualidad.
Pero incluso una simple búsqueda en Google o YouTube te va a mostrar muchas formas de meditar y poner en práctica estos conceptos. Hay muchísimos autores y corrientes que puedes explorar.
Recientemente hablé sobre lo que es el mindfulness y cómo se diferencia de la meditación, porque mindfulness es una forma posiblemente más accesible para muchos, de práctica espiritual.
Ahora está de moda el colorear mandalas como una práctica de relajación o de mindfulness, aunque lo que algunos no saben es que su origen es antíguo y se remonta el hinduismo y el budismo; los monjes aún hoy en día construyen mandalas de arenas de colores, como forma de meditación.
La mandala se destruye al final para enseñarle a los monjes el concepto de “impermanencia”, es decir, que todo pasa y que el apego es la causa del sufrimiento.
Otra práctica de autocuidado súper poderosa es la gratitud, y específicamente llevar un diario de gratitud. Toma cinco minutos por día para escribir cinco cosas por las que estás agradecido hoy.
Al final del mes tómate un tiempo para leer lo que has escrito. Vas a sorprenderte con todo lo bueno que sucede a diario en tu vida y que, por andar en piloto automático, pasaste por alto.
Para algunas personas que practican deportes profesionalmente el deporte se convierte en su práctica espiritual.
Entonces de hecho, en algunos casos, las diferentes prácticas de autocuidado se traslapan. Una práctica puede ser tanto para el cuerpo, como para la mente y el espíritu, todo en uno
En fin, como puedes ver, hay muchas formas de alimentar tu espíritu. ¿Cuál es la tuya? ¿Qué aspectos de tu práctica espiritual estás listo para explorar ahora?
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El imprimible del mes de febrero es el Planeador Semanal de Autocuidado, en el que tendrás espacio para planear intencionalmente tus prácticas de autocuidado semanales.
Podrás decidir qué área quieres alimentar cada día (cuerpo, mente o espíritu), registrar tus horas de sueño e incluso tendrás un espacio para tu práctica diaria de gratitud.
El planeador además incluye 50 ideas de diferentes prácticas de autocuidado que puedes aplicar ¡desde hoy!
Este planeador está en la Biblioteca de Imprimibles a la que tienen acceso exclusivo los Esencialistas. Si no te has suscrito, lo puedes hacer gratis aquí.
Ahora es tu turno
Ve a los comentarios y dime: ¿Qué práctica de autocuidado has querido adoptar y no lo has hecho? ¿Cuándo estás dispuesto a empezar y con qué frecuencia?
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Cuando solo soportas estar en posición fetal: Prácticas de autocuidado (Parte 2) http://bit.ly/prau-2 @SerEsencialista
Lo más generoso que puedes hacer por otras personas es cuidar de ti mismo, porque tú no puedes dar lo que no tienes
En algunos casos, las diferentes prácticas de autocuidado se traslapan. Una práctica puede ser tanto para el cuerpo, como para la mente y el espíritu, todo en uno
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