– Diferentes razones por las que puedes estar detestando tu trabajo y qué hacer en cada una.
– El lenguaje que hace sentir estancado y sin opciones.
– Cómo enseñarle a la gente tu forma de operar, sin que se ofendan (mucho).
– Una herramienta gratis para llevar un registro visual de tu progreso hacia tus metas (https://esencialista.com/quieroimprimibles)
Hay muchas razones para detestar el trabajo. Por ejemplo, la distancia de tu casa al trabajo, por bullying, porque los objetivos no están claros, entre otros.
Es importante no manejar un lenguaje de víctima, las cosas nos pasan por las decisiones que cada uno toma sobre su vida. Por lo tanto, las consecuencias de mis decisiones son mías.
Yo puedo decidir si contesto los correos y los mensajes en horarios fuera del trabajo.
Se debe educar a la gente con nuestro comportamiento, por ejemplo, enseñando que ya no voy a contestar correos fuera del horario laboral. Esto implica no solo anunciarlo a los demás, sino cumplirlo siendo firme con esta decisión. Para esto se debe crear el hábito y monitorearlo.
Hay situaciones donde por más que tomemos nuestras decisiones, no es posible cambiar las condiciones laborales. En este caso habría que preguntarse qué acciones estás tomando para cambiar de trabajo. Puede que el cambio no sea pronto, pero cada nueva acción te deberá llevar a tu meta en el mediano plazo.
El trabajo también puede ser complicado porque el tiempo no alcanza. Debes medir entonces tus actividades para saber en qué estás gastando tu tiempo o qué actividades te toman mayor tiempo. Con estos datos puedes ir y negociar con tu jefe.
Si la empresa no va acorde con tus valores, quizás la mejor opción es buscar otro empleo.
Todos tenemos el poder de mejorar o cambiar la situación, pero la decisión debe tomarse y realizar las acciones para conseguir esa meta, en lugar de quejarse.
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